En un
congreso de la ciudad de México se reunieron diferentes personalidades del
mundo, un presidente de la asociación petrolera Ramiro Paredes, su mujer e
hija; un jeque Musulmán Muhí y sus tres mujeres; una bonita tibetana, la señora
Chen y sus dos maridos; y un cura de la catedral de México.
La
señora Paredes está sentada a la izquierda de su marido, las tres musulmanas
están tímidamente juntas y han procurado que no haya ningún hombre sentado
junto a ellas. El jeque se niega a sentarse junto alguno de los tibetanos, cuyo
régimen matrimonial no aprueba. Don Ramiro, muy tímido con las mujeres, evita
su cercanía. La hija del alcalde, muy alegre y divertida, evita sentarse junto
a sus padres y dice al oído de la señora Chen: “¿Cómo da lata tener dos
maridos?”, mientras que roza con la rodilla a su vecino de forma tan
provocativa que éste vuelca su vaso de vino.
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